Hoy es el cumpleaños de mi amor, mi compañera, la otra mitad de mi alma, aquella que quiero ver antes incluso de despertarme cada mañana, quiero sentirla junto a mi, abrazarla, besarla y acurrucarme junto a ella mientras suena el despertador.
Aún recuerdo aquel 10 de Enero del 2000, hacia tan solo unos días que el mundo no se había venido abajo a pesar del cambio de milenio. Estamamos en aquel salón de actos rodeados de gente, y antes incluso de darme cuenta ya había fijado mis ojos en ella, tal vez no fuera la más guapa de la sala, pero la delicadeza de su aspecto, su ternura, hacian que quisieras darle un abrazo. El azar, o tal vez el destino, quisieron que a los dos nos mandaran a Somosaguas. Cuando empezaron a 'repartir destinos' yo recé, a ese dios en el que no creo, para que nos pusieran juntos. Mis rezos obtuvieron respuesta, y tuve la oportunidad de conocer a la persona más maravillosa del mundo. La belleza de su 'alma', su ser, eclipsaba totalmente la belleza física, de la cual estaba, y está, bien servida. Lo 'malo', que para mi es maravilloso, es que desde el momento en que la conocí supe que quería pasar con ella el resto de mi vida, y, de haberlas, de las siguientes, con ella.
Tal es el amor que siento por ella que, habiendome planteado en serio la opción de no tener hijos, la descarte totalmente al pensar que esos hijos, al ser pedacitos de ella seguro que serían maravillosos, como así ha sido. Un pedazo de una estrella es tan bello como la propia estrella.
Algo me había hecho sentir siempre que el año 2000 sería mi año. Lllevaba mucho tiempo con la sensación de que el año 2000 me deparaba muchas cosas buenas. Y tenía reservado para mí la mejor de todas. Tú. Te quiero, con todo mi ser, todos los días, a todas horas. Incluso cuando sale el gemelo malo que odia a toda la humanidad, te amo. Tú le apaciguas y haces que todo lo que pueda depararme la vida me parezca bien si tú estás a mi lado (y los niños, que para mí son extensiones tuyas y mías).
Alguno abra, tal vez tú misma incluso, que diga que no eres más que una del montón. Se equivoca. Tú eres Mila, y cada una de las letras de tu nombre, cuando van unidas a ti, valen más que todos los montones juntos. Me gustaría escribir bellas poesías, pero necesitaría estar a la altura de los mejores poetas para escribir algo digno de ti. Por eso, que mejor que citar a Manolo, pues desde que la oí sentí como si lo hubiera escrito yo mismo, pues es un reflejo de mis pensamientos:
Me he sentado a esperar
A ver brotar el sol
Que nazca de tu pecho.
Y he sabido que no eres diosa o diablo
Solo una mujer de carne y hueso.
Ni tan solo un Ángel caído,
Eso sí, la más bella del Edén
Al menos para mí.
Sola en tu paraíso,
Ni tan solo un Ángel caído.
Con respecto a la fotografía, que tal vez no te guste. A mi me gusta porque muestra una de las cosas que más me gustán de ti, justo por detrás de tu compañía. Tu mirada. Esos ojos, de un marrón tal vulgar, que enmarcados por esa mirada tuya hacen que cualquier otra mirada parezca desprovista de personalidad. A tu lado cualquier mirada parece un cuadro de Joan Miro en el Museo del Prado. Lástima de mechón de pelo tapando uno de los ojos. por suerte tus labios llaman diciendo ¡¡besáme!!